1.El león de nemea
La bella mitología griega siempre presenta nuestro interior
con la forma de abominables monstruos que emergen de las aguas negras y
pestilentes, teniendo bajo su dominio y amenaza todo lo que en ellas se
encuentra, lo cual alegoriza, que esos monstruos horripilantes son los
yoes o defectos que en nuestro interior cargamos y que se han apoderado de la
conciencia y del reino del Ser y para enfrentarse a ellos se requiere astucia,
valor y fuerza.
El ego o “mi mismo” es un conjunto de elementos inhumanos
que personifican a nuestros errores, defectos, vicios, traumas, conceptos,
complejos y todo tipo de males psíquicos, etc. Tiphon, la Hydra de Lerna,
la Medusa son la representación del ego en sus múltiples aspectos psicológicos.
Aquel que ha llegado a convertirse en Maestro, se encuentra
ante dos caminos, el de la derecha y el de la izquierda, representados en el
arcano No. 6 (el Enamorado) y en la exquisita pintura de la Gioconda de
Leonardo Da Vinci; el que se decide a disolver el ego toma el sendero de la
derecha para convertirse en un ser inefable y perfecto, pero eso no es todo,
debe beber en las aguas del Río Leteo para olvidarse de las maldades del ego,
después sumergirse en las aguas de Eunoe para fortalecerlas virtudes. “El agua
que ves aquí sale de una fuente invariable y segura, que recibe de la voluntad
de Dios cuanto derrama por dos partes, por esta desciende con una virtud que
borra la memoria del pecado, por la otra renueva la de toda buena acción. Aquí
se llama Leteo; en el otro lado Eunoe y no produce sus efectos sino se bebe
primero aquí… “(Dante Alighieri) y hasta aquí se ha realizado el trabajo
correspondiente al planeta tierra, el iniciado ha alcanzado la inocencia.
Los 9 primeros trabajos de Hércules señalan el peregrinaje
que todo maestro debe recorrer en la Segunda Montaña, pasando por 9 etapas o
grados sucesivos, enumerados en las 9 esferas planetarias de nuestro sistema
solar. (Luna, Mercurio, Venus, Sol, Marte, Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno),
las tres tareas restantes son todavía más difíciles, la conciencia convertida
en guerrero implacable debe luchar consigo misma y así debe continuar
hasta culminar el” Magnus Opus” o la Gran Obra.
El ego está vestido con
los cuerpos lunares y el adepto debe combatir hasta vencer a estos terribles
demonios si es que anhela la perfección en la maestría. En los infiernos
lunares deberá desintegrar a los tres traidores del Cristo, conocidos
comúnmente como Judas el demonio del deseo, Pilatos de la mente y Caifas
representa a la mala voluntad, así como a Mara, el dios de la tentación,
de la muerte y de la destrucción, Mara significa literalmente “lo que mata”
(mata al alma, a la espiritualidad. ) Es terriblemente maligno, gigantesco
monstruo de 7 cabezas que personifican los siete pecados capitales. En la
mitología griega son las gorgonas, las tres hijas de Mara: Esteno Euríale
y la Medusa. El poeta Virgilio menciona también a las tres furias: Alecto: “implacable”
Megera:” seductora” y Tísifone:” “vengadora” con poder para provocar guerras,
discordias, iras, traiciones y atroces crímenes en los corazones humanos.
Existe una leyenda en la cual la Medusa era una joven de
hermosa cabellera, hasta que un día fue seducida por Poseidón (rey de las
aguas) en el tempo de Atenea: Por haber profanado con la pasión sexual
incontrolable el templo sagrado de la Divina Madre, la diosa Atenea la
transforma en un monstruo horripilante, con mirada penetrante que convertía
en piedra a los que se encontraban con ella. Con este acontecimiento la
conciencia se fragmenta y se embotella en los yoes del deseo y la pasión
sexual.
El primero de los 12 trabajos de Hércules es la captura y
muerte del León de Nemea que según la mitología griega en las montañas de Apesa
(Astral inferior) moraba un feroz y monstruoso león de sobrenatural
origen que hacía intransitable el camino entre Nemea y Micenas, ninguna
arma hería al invencible animal, de manera que solamente con su fe y voluntad,
se enfrentó a la bestia y después de vencerlo lo estranguló con sus propias
manos, portando de ahí en adelante sobre sus hombros la piel del león como
símbolo del dominio sobre sí mismo. El León de Nemea alegoriza a
los instintos y pasiones incontroladas que todo lo devasta y devora, si bien el
León en el aspecto superior representa a la Ley de la balanza, así como
al fuego espiritual y divino, como corolario tenemos el aspecto negativo
del fuego, representado en la fuerza del deseo y de las pasiones
animales.
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