OCÉANO TENEBROSO
En la Antigüedad era palpable la creencia de
pensar que el Atlántico estaba lleno de gigantescos monstruos que
destruían los navíos y devoraban a los tripulantes que se atrevían a
aventurarse mar adentro. En cualquier momento se podían suceder tempestades y
tormentas o ser engullidos por un gigantesco remolino. El mundo se entendía
como un disco plano y navegando en el Atlántico se podría llegar al fin del
mundo y precipitarse por sus abismos. Además las corrientes marinas de Canarias
desvían los navíos hacia el mar Caribe, y por lo tanto fueron muy pocos los
navegantes que en la época antigua llegaron a las costas canarias. Otra teoría
indica que fueron los mismos fenicios -grandes comerciantes y marinos- quienes airaban
estas leyendas, como grandes conocedores de las costas europeas y del Norte de
África con el fin de alejar a posibles competidores de ciertas zonas.
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