viernes, 24 de febrero de 2017


OCÉANO TENEBROSO


En la Antigüedad era palpable la creencia de pensar que el Atlántico estaba lleno de gigantescos monstruos que destruían los navíos y devoraban a los tripulantes que se atrevían a aventurarse mar adentro. En cualquier momento se podían suceder tempestades y tormentas o ser engullidos por un gigantesco remolino. El mundo se entendía como un disco plano y navegando en el Atlántico se podría llegar al fin del mundo y precipitarse por sus abismos. Además las corrientes marinas de Canarias desvían los navíos hacia el mar Caribe, y por lo tanto fueron muy pocos los navegantes que en la época antigua llegaron a las costas canarias. Otra teoría indica que fueron los mismos fenicios -grandes comerciantes y marinos- quienes airaban estas leyendas, como grandes conocedores de las costas europeas y del Norte de África con el fin de alejar a posibles competidores de ciertas zonas.

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