4. La estatua de Zeus.
La Estatua de Zeus en Olimpia fue una escultura crisoelefantina elaborada por el famoso escultor clásico Fidias, hacia el 430 a.C. en Olimpia y en honor al rey de los dioses. Tenía 12 metros de altura, el ancho ocupaba todo el pasillo del templo que la albergaba y estaba hecha de placas de oro y marfil sobre un bastidor de madera y forma parte de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo. Fue destruida y se perdió en el siglo V d.C., y sólo se sabe de ella gracias a descripciones de historiadores antiguos y representaciones en monedas.
Hacia el 430 a.C. en Olimpia y en honor al rey de los
dioses. Tenía 12 metros de altura, el ancho ocupaba todo el pasillo del templo
que la albergaba y estaba hecha de placas de oro y marfil sobre un bastidor de
madera. Actualmente, no se conserva nada de esta estatua.
Descripción: Según Pausanias, Zeus aparecía sentado en un trono con el torso desnudo y el manto en torno a las piernas, llevaba la cabeza coronada de olivo y la mirada, dirigida hacia abajo le confería aspecto paternal. En la mano derecha sostenía una Niké (pequeña escultura alada, que presisdía las competiciones atléticas y militares) y en la izquierda el cetro rematado por un águila; el manto estaba adornado de lirios y las sandalias eran de oro. El trono era en sí mismo una obra de arte, hecho a base de marfil, ébano, oro y piedras preciosas; el respaldo, los brazos, los pies y los travesaños entre ellas iban labrados y decorados con relieves posteriormente copiados y reproducidos por separado, como en el caso de la escultura Atenea Partenos. Especial repercusión tuvo el relieve con la matanza de los hijos de Níobe, esculpido en el travesaño de las patas delanteras del trono.
Translación: La tradición cuenta que el emperador Calígula, al enterarse de la existencia de la estatua de Zeus, ordenó que la trasladaran a Roma y que cortaran la cabeza de la estatua para poner la suya en su lugar. Cuando los soldados romanos enviados por Calígula iban a cumplir lo dispuesto escucharon la fortísima carcajada de Zeus, saliendo despavoridos del lugar sin cumplir la orden.4
Según un pasaje de Cedreno, la estatua fue trasladada
a Constantinopla en tiempos de Teodosio II donde estuvo
alojada en el palacio de Lauso, uno de los altos cargos de su corte. Se
cree que allí fue destruida por un incendio.5
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